"Tacto, II"





"En las salas de exposición, el coche testigo es visitado con aplicación intensa, amorosa: es la fase importante del descubrimiento táctil, el momento en que la maravilla visual va a sufrir el asalto -ozonador del tacto (porque el tacto es el más desmitificador de los sentidos, al contrario de la vista, que es el más mágico). Las chapas, las uniones son tocadas, los rellenos palpados, los asientos probados, las puertas acariciadas, los almohadones manoseados; frente al volante se simula conducir con todo el cuerpo. Ahora el objeto está totalmente prostituido, apropiado: venido del cielo de Metrópolis, en un cuarto  de hora la deese ha sido mediatizada y cumple, en este exorcismo, el gesto especifico de la promoción pequeñoburguesa." (Mitologías, Roland Barthes)

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